Increíble día de Viole con Viole. Hacía rato que no se llevaban tan bien. A Viole no le resultó simple en un comienzo. Enfrentarse con ella no es actividad sencilla. Suele predominar la rutina, el automático. Buscar alguien con quién compartir el día, sin saber que Viole es muy buena para eso.

Al principio, uno no sabe qué hacer, se aburre, se angustia, pero el descubrirse a uno mismo comienza con el tiempo para detenerse a pensar. Pensar sobre todo lo que nos rodea, observar con detalle, y observarnos a nosotros mismos. Introspección lo llaman algunos. Es una palabra peligrosa, porque en el momento en que miramos para adentro podemos encontrar alguien que no nos gusta, que nos decepciona. Muchos han olvidado de poner en práctica la autocrítica, porque se acarician constantemente, por miedo al enfrentamiento con uno mismo, por simpleza , o sencillamente porque no les enseñaron que el detenerse a pensar no es perder el tiempo. Es descubrirse, es encontrarse, direccionarse, construir sobre quien queremos ser, mejorarnos. Muchas veces no nos damos el tiempo necesario para pensar, pero es sólo cuestión de ordenar nuestra cabeza y decidirnos a hacerlo.

Al final del día, no alcanzó el tiempo para que Viole se reencontrara totalmente ni llegara a hacer todo lo que quería hacer con Viole. Aun así el simple hecho de darle un espacio y un tiempo a la reflexión tuvo sus frutos.

A veces me pregunto si la ausencia de fantasía más que una cuestión práctica no es un miedo, la incapacidad de anhelar. Por qué tanto escepticismo? Es cierto que nada me convence, que nada me alcanza? O es porque realmente no me animo a sostener aquello que quiero tanto? No es sólo la falta de deseo, sino también la ausencia de un ser a quien admirar y seguir. Detrás de las sonrisas y débiles convicciones hay un vacío que ansia con ser llenado. Me pregunto por qué será que no encuentro un ídolo, un favorito, un referente, una pasión. Por qué será que siempre observé al mundo como apartada de él. Algo que está más allá, que no me convence, pero que sigo sus reglas porque es lo mejor que hay. O porque no me animo a tener mis ideales y principios y luchar por ellos. Simplemente, porque es más fácil ser uno más de la manada que líder. Tal es la debilidad interna que no permite hacer lo que uno desea. Que con tal de no tener que luchar por algo elige seguir a lo que deciden otros? Una parodia parece. Sólo le importa hacer las cosas bien. No importa qué. Convencido de todo lo que hace, queriendo hacerlo lo mejor posible, eso sí, sin entender a dónde se dirige ni qué se busca con ello. Intentando superarse siempre, en qué no importa, en lo que se esté haciendo. Sin darse cuenta deja de lado el qué y pasa a ser el cómo. Cuando la concentración, la dedicación y el esfuerzo son los ingredientes más importantes. Antes, no era el con quién se hacía algo, sino qué se hacía. Ahora dejó de ser qué, para pasar a ser el cómo... Y después de ahí? Cómo sigue la historia? Un vacío sin contenido, que necesita de qué alimentarse. No tiene una causa, la busca afuera para encontrarla, pero cual de todas las causas podría ser? Allí entra en juego el referente, el ídolo con su causa. Se pueden tomar muchas cosas del resto, pero difícil será encontrar en el otro nuestra propia causa. Admirar, se ha convertido en una de las mejores palabras. Sin admiración no hay vínculo que aguante. De cada interlocutor podemos encontrar algo para admirar, un adicional. Y cuando no lo tiene, lo mejor es dejarlo de lado. Difícil sería no encontrar en el otro un factor de admiración, y de así ser es porque aun no lo hemos conocido en profundidad. Destaco las ganas de hacer las cosas y la voluntad que hay detrás. La facilidad para aprender y asimilar conceptos desconocidos hasta entonces. La predisposición a vaciarse de contenido para dar lugar a la incorporación de sustancias novedosas, a darle un tiempo a sentirse incómodo frente a una experiencia distinta. Sumisión casi absoluta. Tenemos al discípulo, sólo necesitamos al maestro indicado. En la medida en que no se lo busque, será difícil encontrarlo y es importante que no haya demasiada dispersión, puede que ante las ansias de llenar esa forma sin contenido se tomen referentes que no representan los intereses verdaderos de aquel que está vacío. Debido a la practicidad con la que fuimos formados, mientras que no se encuentre la masa que estamos escaseando, nos dedicamos a llevarnos de situaciones e interlocutores lo que podemos. Aprendiendo a observar correctamente, a interpretar lo que nos dicen, a generar un vínculo con aquellos que nos nutren y a alejarnos de quienes nos pueden hacer daño. No patear para el mismo lado no significa enemigo, hay mucho que aprender del otro. El prejuicio no es ingenuo, sólo nos dice que debemos circular con precaución, es un aviso. Después, está en nosotros el poder verificar aquel prejuicio o el haberse convencido que no era correcto. La intuición debe ser tenida en cuenta, sabiendo que no es un hecho hasta que no se la ha comprobado.Es útil prestarles atención a ambos tanto al prejuicio como a la intuición y utilizarlos para protegernos de situaciones adversas.

Por último, me quedan el rol y el juego. Todos tenemos un rol en la vida, en general queda bien determinado por nuestra causa. Aun así, cuando no tenemos una causa, no queda claro nuestro rol. Para qué estoy? Quién soy? Al hablar siempre nos estamos identificando con un rol: soy la hermana de, soy economista, soy alumna de, soy de tal religión, creencia, secta, soy la amiga de, soy de los que creen que, soy tal personaje... En una u otra situación elegimos el rol que mejor nos sienta, el tema está en qué rol queremos tener independientemente de la circunstancia. Esta es una búsqueda profunda: nuestra causa. La capacidad lúdica también se relaciona con nuestro rol. Está el que investiga, juega con los elementos para ir más allá de lo que tenemos hasta ahora. También la característica lúdica de nuestro accionar nos lleva a disfrutarlo y poder realizar nuestra tarea de una mejor manera. A través del juego nos quitamos las obligaciones y pasamos a disfrutar de lo que estamos haciendo. Una risa no es ausencia de concentración o dedicación, es comodidad no necesariamente informalidad. Jugar no significa ausencia de responsabilidad, sino disfrutar de nuestras tareas y realizarlas con ganas, con voluntad, poniendo de nosotros lo mejor que tenemos, porque el juego saca eso de nosotros. Jugando aprendemos más rápido, y jugando a conciencia pateamos hacia el arco al que queremos llegar. Saber las reglas del juego y respetarlas está en nuestra madurez.

A parte del juego, está nuestra percepción de las fuerzas que afectan las situaciones. Tengamos presentes las fuerzas de acción y reacción presentes constantemente en nuestro accionar y de quienes tenemos a nuestro alrededor. Entendamos que las buenas acciones generan buenas repercusiones a nuestro alrededor expandiendo las vibraciones positivas. Como una piedra lanzada al agua, aquellas ondas que se generan, lo mismo, nuestras acciones y comentarios. Nuevamente , a conciencia pues un cumplido no tiene el mismo efecto...

Hoy a Viole le di un espacio para observar a su alrededor y a ella misma, le di un espacio para hacer las cosas mejor, disfrutando del esfuerzo y del progreso, le di un espacio para jugar y reflexionar.