Bye Bye 2009
Voy a terminar el año de una forma muy similar a como lo empecé. Misma ropa, mismos amigos, misma familia, y si bien no me equivoco, el último día del 2008, también fui al Tigre a remar y caminar por el Sarmiento. El año pasado, esta era mi última noche en Argentina. Tenía las valijas llenas de ropa de invierno, y de algunos regalitos que me ayudarían a no sentirme tan lejos. Iba agregando de tanto en tanto las últimas cosas que se me ocurrían que podían ser útiles. Nerviosa, excitada, emocionada, segura y con miedo a la vez. Era y es complicado describir mis sentimientos hace exactamente un año. Me acercaba a lo inesperado, con ilusiones y temores, mucha ambivalencia.
Finalmente, llegó el 2009. Cada vez más cerca al vuelo a Roma. A enfrentar un mundo distinto, un entorno ajeno a mi. Dispuesta a lo impredecible, a disfrutarlo, a vivir cosas nuevas, a crecer...
Después de un hermoso viaje por Europa con Juli, llegó el momento de la despedida. En la Gare du Nord... No existían palabras que me permitan expresar ese momento, en el que el TGV comenzó su marcha, lenta al principio... Juli, con su mochila caminando a mi lado. Una ventana que nos separaba, luego sería un profundo océano. Húmedo mi rostro, alterada, ansiosa, angustiada.
En Holanda, movilizarme con las 2 valijotas, sumado al frío, mi fiebre y el mega tapado con sobretodo que tenía puesto no fue del todo simple. Finalmente, llegué a una pequeñ estación de tren Tilburg Central Station. Buscaba más gente con valijotas, pero no había más nadie. Conseguí bajar mi equipaje con mucho esfuerzo por las escaleras. Y caminando hacia la salida, econtré 3 personas paradas, y al acercarme a ellos, también con valijas, entendí que me habían venido a buscar, para llevarme a la universidad a la que iría los próximos 5 meses.
Se me hace la tarde para la cena de fin de año, todavía estoy con la toalla en la cabeza, y con una sola mano de esmalte rojo.
Mi mamá me pregunta qué le queda mejor para esta noche. Yo todavía no sé como me queda lo que me voy a poner. Probablemente, igual que como me quedó el primer día de este año.
La diferencia estará en mi interior. Mi apariencia será casi la misma, pero hay experiencias de por medio que distinguen el principio de este año, de su final. Seis meses afuera de casa, recorriendo un mundo distinto. Con la posibilidad de ponerme la máscara que quisiera, sin un contexto que determinara mi carácter, personalidad y forma de ser.
Finalmente, llegó el 2009. Cada vez más cerca al vuelo a Roma. A enfrentar un mundo distinto, un entorno ajeno a mi. Dispuesta a lo impredecible, a disfrutarlo, a vivir cosas nuevas, a crecer...
Después de un hermoso viaje por Europa con Juli, llegó el momento de la despedida. En la Gare du Nord... No existían palabras que me permitan expresar ese momento, en el que el TGV comenzó su marcha, lenta al principio... Juli, con su mochila caminando a mi lado. Una ventana que nos separaba, luego sería un profundo océano. Húmedo mi rostro, alterada, ansiosa, angustiada.
En Holanda, movilizarme con las 2 valijotas, sumado al frío, mi fiebre y el mega tapado con sobretodo que tenía puesto no fue del todo simple. Finalmente, llegué a una pequeñ estación de tren Tilburg Central Station. Buscaba más gente con valijotas, pero no había más nadie. Conseguí bajar mi equipaje con mucho esfuerzo por las escaleras. Y caminando hacia la salida, econtré 3 personas paradas, y al acercarme a ellos, también con valijas, entendí que me habían venido a buscar, para llevarme a la universidad a la que iría los próximos 5 meses.
Se me hace la tarde para la cena de fin de año, todavía estoy con la toalla en la cabeza, y con una sola mano de esmalte rojo.
Mi mamá me pregunta qué le queda mejor para esta noche. Yo todavía no sé como me queda lo que me voy a poner. Probablemente, igual que como me quedó el primer día de este año.
La diferencia estará en mi interior. Mi apariencia será casi la misma, pero hay experiencias de por medio que distinguen el principio de este año, de su final. Seis meses afuera de casa, recorriendo un mundo distinto. Con la posibilidad de ponerme la máscara que quisiera, sin un contexto que determinara mi carácter, personalidad y forma de ser.
