Hoy no, mañana sí, ayer también
pero hoy se convertirá en un para qué sin sentido.
Y pensando en un ayer alejado
desvirtuas el camino y te enriedas con el hilo
de sonidos estridentes, su aguda expresión incadescente
que tan sólo proviene de una triste y vacía melodía.

Todo forma parte de esta realidad
que se escurre entre las almas perdidas
de torrenciales desiertos,
quienes gritan para no ser escuchados.

Y sus palabras hermosas... trasnochan en sus frases suspiros eternos que hallan en su suave y dulce voz una melodía inconfundible de máxima expresión...

Hay tantos que sólo desean llegar a él
Y yo, que acá estoy me pierdo en el balanceo
de un sueño, de ilusiones vagas que desaparecen
entre los jazmines de un cielo profundo,
el día eterno que oscurece al amanecer.

Y sin saber qué pensar ni qué sentir,
se esconde en el aire que no llega a respirar.
Sus lágrimas coronan sueños como un pincel helado
poco puede colorear un espíritu envenenado.
Persiguiendo aquella flor que se escapa entre sus días
y se hunde entre sus noches,
quien la haya visto jamás comprenderá
al mundo de la misma manera,
pues tal expresión nos cambia, nos transforma.

No me mires, ya no soy quien pensaba ser
ya me escondo nuevamente en el silencio,
tal vez la ausencia simplifique todo,
tal vez desaparecer sea más sencillo que tener fe,
quién sabe?
No busques en mí lo que hubo en un momento,
yo no lo encuentro, no soy yo
Me pierdo en el bosque de lagunas, de espinas,
pues me hundo en el lodo de rosedales sin flor.

Oyes el silencio de la flor que aun recorre el rojo callejón
y se esconde por el aire del cielo nublado aun, a punto de llover?
Y quiero escribir una canción
que se pierda en el sentido del sol
con su débil andar se hunde
quizás se rompe, desmenusa, derrite
no puede huir tal vez, no sabe a dónde
ni cómo llegar,
tal vez se perdió antes de empezar...

Algo de ayer me confundió,
sueña el niñó sobre su piel,
volando por el suspiro del pandero
humedo su sonar
Las capanas se alejaban y en cada golpe
una puñalada, una lágrima, un temblor
Te pido que no me escuches
cuando veas que sale el sol,
sólo corre hasta el cielo y dile que no,
que no me lleve que no me deje,
que aun no soy yo la que así lo quiere.

Se cierran sus labios al pronunciar un silencio
cual más que eterno jamás habría de comenzar

Quién soy yo? Quién eres tu?
Aún no recuerdo aquel sueño
en el que tu eras yo
y yo era... Ya ni sé
quién fui, tal vez
tampoco quien soy.

Ahogándose en el llanto del sauce,
sus hojas al viento balanceándose sus ramas.
Tiritando el suspiro de pétalos sin flor,
en la húmeda tierra yacía su dolor.
Incrédula su sensación,
su pensar,
queriendo detener el tiempo,
sus impulsos, el cantar.

Sin saber si continuar
sembrando o empezar a cosechar,
tal vez podando olvidaría aquel soñar.

Palpitando sin cesar sus verdes raíces
hundíendose en cada segundo
esperaba en silencio el suave temblor
que estallaría melodías de funesto dolor

Fluía rojo el inmaculado río, hasta entonces
cristal salado por sus lágrimas en flor
Perdiéndose en los amargos matices
y el saturado sonido del débil color.